David Cameron es desde el pasado mes de diciembre el nuevo líder de los conservadores británicos. Diputado en el Parlamento por Witney (West Oxfordshire) desde el año 2000, en el mes de octubre cumplirá 40 años y ya se configura como una más que seria amenza para el Premier Tony Blair. Cameron está aprovechando el natural desgaste de los laboristas británicos, afectados por varios escándalos y por una política de cambios totalmente amortizada. Pero Cameron hace oposición adoptando, precisamente, actitudes propias de la izquierda, volcándose en políticas sociales (hospitales, colegios, universidades, seguridad ciudadana, inmigración, ...) y dejando de lado cuestiones que, sin dejar de ser importantes en política, no interesan al pueblo.
En Andalucía, la eterna oposición del Partido Popular debería tomar buena nota de la política que desarrolla Camron en el Reino Unido. Al votante no le interesa la reforma del Estatuto de Andalucía, sino que se pongan de manifiesto las carencias de nuestro sistema sanitario, los defectos de la política educativa, el incumplimiento de antiguas promesas sociales, la inseguridad ciudadana. En suma, aprovechar la arrogancia de la izquierda, esa autosatisfacción que puede y debe convertirse en el talón de aquiles del Psoe andaluz. En el PP-A es necesario el cambio, de ideas y de personas, y en esa tarea se llevan perdidos ya dos años. Yo, para empezar, les propondría la creación de un shadow-cabinett, un gobierno en la sombra que pusiera de manifiesto las carencias de la soberbia socialista.
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