viernes, diciembre 22, 2006

Mr. Látigo

Mr. Látigo

A Max Merkel lo trajo José Ramón Cisneros al Sevilla FC cuando ya no jugaba Senekowitch Séneca en el Real Betis. Venía Merkel de hacer campeón de la Bundesliga al TSV 1860 Munich, el equipo del abuelo Alois, su amigo y admirador. Nació Merkel en Viena. Su padre era un oficial prusiano y su madre una vienesa del barrio de Grinzing que, como el de Triana, imprime carácter. Del padre heredó el rigor y la disciplina prusianas que empleó con sus jugadores: "el futbolista necesita latigazos en su espalda desnuda", decía Merkel –internacional alemán y austríaco-, resumiendo con esa frase las enseñanzas paternas. Por eso, Merkel nunca fue un entrenador querido por los jugadores; más bien todo lo contrario: los del Bayern llegaron a hacer huelga para que no les entrenara. De su madre recibió el sentido del humor típicamente vienés, ácido, cuando no cínico: "España es un país formidable, pero sería mucho mejor si no vivieran en España tantos españoles", dijo cuando fue despedido del Atético de Madrid, después de haberle hecho campeón de Liga y de Copa.

Me cuenta José María Cruz, oráculo sevillista y azote de sus amigos béticos, que cuando Merkel llegó a Sevilla, Cisneros se lo llevó a Conil para alejarlo de la prensa sevillana. No contó José Ramón con la presencia de la amiga del entrenador, una espectacular aria que, paseándose con su bikini por Conil, procuró la atención no sólo de la prensa sevillana sino de la de toda España. Max Merkel –Míster Látigo, MM, Zampone- hizo del Sevilla FC en pocos meses una máquina de hacer fútbol basada exclusivamente en la fuerza física de sus jugadores. "Míster, nos aburrimos de dar vueltas al campo", le decía el capitán de la plantilla con miedo. "Pues sigan Udes. dando la vuelta al campo, pero ahora en sentido contrario", les decía Merkel, después de interminables subidas y bajadas por las escaleras del Sánchez Pizjuan. El Sevilla FC quedó tercero en la Liga, puesto que no ha superado desde entonces. Como decía Merkel "cuando el Sevilla pierde un partido tres pueden ser las causas: el viento, la lluvia o que las velas al Santo de turno eran muy cortas".

Merkel prodigó su acidez como entrenador y comentarista de fútbol tras su periplo español. "Lo más bonito de Schalke es la salida del autopista a Munich", dijo tras ser despedido del ´04. De su paisano Koncilia –jugador y después entrenador- afirmó que debía se expuesto en la puerta de la Universidad de Innsbruck, "porque no hay nadie que tenga menos cerebro que él". De Basler, jugador del Bayern de Munich, dijo que era un parquímetro, "porque no se mueve y su equipo no deja de meterle dinero en el bolsillo". El día que murió en Putzbrunn (Baviera) su equipo del alma jugaba en Zurich y no llevaba luto por él. Al menos nos deja heredero: Bernd Schuster.

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