El pasado fin de semana se clausuró en Munich la 42ª Conferencia sobre Política de Seguridad. Este nuevo Davos de la política de seguridad ha puesto de manifiesto el acercamiento de Europa a la posición de los Estados Unidos en materia de seguridad exterior, posición liderada ahora por la canciller Merkel, que ha otorgado en su política exterior una evidente preeminencia al fortalecimiento de las relaciones transatlánticas, con el correlativo debilitamiento de las alianzas con Rusia.
El fortalecimiento de las relaciones alemanas con su aliado natural se ha demostrado con claridad en la posición conjunta adoptada por los ministros de Defensa de la OTAN respecto de la cuestión iraní, frente común que también se interpreta como seria advertencia a la política comprensiva de Putin para con Irán. Nadie confía en las promesas de Teherán sobre el destino meramente civil del uranio enriquecido y tampoco causan sorpresa las amenazas de Ahmadineyad si la cuestión se traslada al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Ante este continuo desafío, sorprende ahora el silencio de quienes proclaman que la legalidad internacional reside exclusivamente en la ONU. El recelo ante la inoperancia de los organismos que se autoproclaman como únicos internacionalmente legitimados para abordar conflictos se pretende suplir ahora con la fórmula creada por Merkel del <
España ha enviado a la Conferencia de Munich al director del gabinete del ministro Bono, representación de <
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