Asegura la crónica de Daniel Utrilla, enviado especial de EL MUNDO a Yakutsk, que el entrenador de la selección "nacional" catalana, apellidado Fernández, insultaba al equipo arbitral en perfecto español. Las selecciones de fútbol sala amateur de Cataluña y España se han enfrentado en un cutre pabellón polideportivo ante 200 espectadores de ojos achinados que escucharon impertérritos Els Segadors –que sí tiene letra, y muy cursi- y el God save the Queen británico en honor de esa pseudo-selección española compuesta por un grupito de amigos con un raro sentido de la vergüenza. El himno británico fue lo más serio de un espectáculo que daría para varias comedias, pero que, en realidad, encierra una grotesca función no exenta de elementos propios de una tragedia.
El triste espectáculo me recordó la carta que Francesc Cambó dirigió a Josep Plá desde su exilio parisino a los pocos días de que Maciá, aciago personaje, proclamara la república catalana después de entrar con sus amigos, a gatas y por una ventana, en el Palacio de la Generalidad, en una escena lamentable que Plá describe con maestría en un artículo publicado el 25 de abril de 1931 en El Noticiero Sevillano. "Se trata", decía Cambó en esa carta al describir el comportamiento de Maciá, de un "espectáculo de paletismo colectivo, un acto carnavalesco capaz de enternecer y entusiasmar a nuestro amigos". La proclamada república catalana –con nombramiento de ministro de Defensa incluída- duró algo menos de diez horas, tiempo sin embargo suficiente para que en 1934 Lluís Companys, alzándose esta vez en acto golpista contra la República, proclamara en otra actuación propia de carnestolendas el "Estado catalán de la República Federal española".
Será mi ascendencia alemana, pero yo no me imagino a una selección nacional de Baviera haciendo el ridículo en la península de Kamchatka jugando un partido de futbito con la selección de la República Federal. Claro está que los alemanes, en su sistema federal siempre imperfecto, con esa necesidad de consenso tan criticada por sus efectos paralizantes, cuentan con un principio en su Ley Fundamental que les prohíbe cometer actuaciones que aquí se quieren consolidar sobre la base de convertirlos en peligrosa costumbre. Se trata del principio de lealtad entre los Länder y el Bund, la denominada Treue o fidelidad en las recíprocas relaciones.
No hace mucho asistimos en Portugal a un acto de pederastia política cuando los responsables de un equipo infantil de fútbol de Cataluña no pemitieron salir al campo a los niños cuando sonaba el himno de España. Ahora, se fomenta otro espectáculo lamentable propiciado por palurdos e iletrados bilingües con el beneplácito de un Gobierno al que Yakutia le pilla, al parecer, muy lejos.
sábado, septiembre 08, 2007
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