sábado, septiembre 08, 2007

Watchlist

El joven stagiaire español en Naciones Unidas se dispone a iniciar su paseo por Viena una gélida tarde de febrero del año 1987. Enfila la Kärtner hasta la esquina del Sacher y continúa su camino a espaldas de la Opera. Cuando llega a la Augustiner, como siguiendo un ritual, mira primero a la escalinata de la Albertinaplatz y se imagina allí la figura de Orson Wells bajándola desconfiado antes de caer en la trampa que Joe Cotten, Alida Valli y Trevor Howard le han tendido en el Mozart Café. Recreando la escena de El tercer hombre llega a las puertas del Hofburg con la intención de acercarse a los jardines del Heldenplatz, pero un revuelo de focos y flashes a las puertas del Palacio le llama la atención y cambia de rumbo. Cuando se acerca a la muchedumbre divisa de inmediato la figura enjuta de Kurt Waldheim, el Presidente de la República que a las puertas de su Palacio improvisa una rueda de prensa para ofrecer su opinión sobre el informe de una Comisión internacional de historiadores acerca de su participación en organizaciones nazis durante la Guerra.
La Comisión internacional puso de manifiesto que el joven soldado que se licenció con el grado de teniente no tuvo participación personal alguna en crímenes de guerra. Pero el daño por el denominado affaire Waldheim ya estaba hecho, avivado sobre todo por el icono de la progresía izquierdista europea, Günter Grass, el mismo que recientemente se vio obligado a confesar su voluntario alistamiento en la Waffen-SS, después de haber perseguido con inmoral contumacia a decenas de figuras públicas por su pasado nazi, en su mayoría obligados a participar en la contienda. A la vista está que es Grass el único que hoy sigue marcando el paso de la oca.
Austria pagaría durante el mandato de Waldheim una primera situación de bloqueo diplomático sólo rota con las visitas de su Presidente a algunos países árabes y el éxito de la liberación de los rehenes europeos que el Sadam de la primera guerra del Golfo retenía en su poder. Pero, ¿por qué la terrible campaña de persecución a Waldheim?
La respuesta está vinculada a determinadas actuaciones durante su larga etapa como Secretario General de la ONU (1972-1981): primero, criticó los bombardeos norteamericanos en Vietnam, granjeándose su enemistad; después, el Estado de Israel censuró sin piedad la intervención de Waldheim durante la guerra del Yom-Kippur y no le perdonó nunca que le diera la palabra a Arafat en la Asamblea General. En 1986, poco antes de iniciar su campaña a la Presidencia de la República, el Congreso Judío Mundial solicitaba a las autoridades norteamericanas la inclusión de Waldheim en su lista negra, la temida Watchlist. Hoy, EEUU e Israel apoyan abiertamente a Al-Fatah en la guerra civil palestina, pero para Waldheim ya es demasiado tarde.

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