sábado, noviembre 22, 2008

Septiembre Negro



Abu Daoud vive para contarlo -con el permiso de Israel- en Amman. Es el único superviviente de los terroristas que perpetraron la acción criminal conocida como ´Masacre de Munich`. Dicen que Israel le ha perdonado la vida porque no tiene nada en contra de quienes espían para países amigos, pero si fuera él no me tomaría en serio esas promesas y procuraría guardar una prudente distancia. En la cafetería de un hotel de Varsovia, en 1981, un agente –dicen que del Mossad, aunque el tiroteado siempre afirmó que la autoría correspondió a un doble agente palestino- le pegó a Daoud trece tiros pero, a diferencia de lo que cuenta la letra del corrido mejicano, ninguno de ellos fue de muerte.
Ayer lo volví a ver en la televisión pública alemana, avejentado, tratando de justificar su actuación en Munich y afirmando que, aunque esté viejo para la lucha, sus nietos y los nietos de éstos estarán preparados. Está visto que los terroristas nunca se arrepienten. A él se le consideró lo que algunos denominan "autor intelectual" del acto criminal. Daoud recibió las armas llegadas de la República Democrática Alemana; las consignó en la Estación Central muniquesa y, posteriormente, el día del atentado, las entregó a los ocho terroristas palestinos que habían de entrar en los apartamentos de la Connolystrasse. Lo que después ocurrió es conocido por todos y sólo es imputable a un cúmulo de errores de las autoridades alemanas que, todavía hoy, prefieren evitar hablar del asunto.


Las medidas de seguridad en el recinto olímpico eran prácticamente inexistentes por el expreso deseo de los organizadores de querer dar una imagen distinta a la de Berlín ´36. Los policías patrullaban desarmados. Se abortó un intento de asalto al advertirlo los terroristas porque estaba siendo televisado y radiado en directo. Las autoridades alemanas rechazaron la ayuda de Israel, cuyas unidades contraterroristas eran las únicas expertas en este tipo de asaltos (el GSG 9 se creó a consecuencia de la mala experiencia de Munich ´72). Los ´expertos tiradores` de la policía alemana destacados en el aeropuerto de Fürstenfeldbruck eran unos simples aficionados que solían hacer prácticas de tiro los fines de semana y no estaban familiarizados con el armamento que se les proporcionó ni comunicados por radio. Las tropas de apoyo no pudieron llegar a tiempo al aeropuerto militar por un enorme atasco en la carretera de acceso. Los tres terroristas supervivientes fueron canjeados el mes siguiente en el aeropuerto de Zagreb por los pasajeros alemanes del vuelo de Lufthansa Beirut-Frankfurt. Los terroristas fueron recibidos en Trípoli como los "héroes de Munich". No se suspendieron los Juegos.


En esta triste historia sólo Israel (Golda Meir) supo estar a la altura de las circunstancias.

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